Principales datos institucionales

1. Introducción

La existencia de un régimen específico para un pequeño grupo de la sociedad, constituido por una sola rama de profesionales universitarios, debe explicarse no solo por las especiales características de la profesión notarial sino también por una marcada vocación mutual de sus integrantes.

En efecto, el Uruguay no conocía todavía de disposiciones legales que reglaran la seguridad social en el siglo XIX, cuando ya los escribanos al constituir el Colegio de Escribanos de la República Oriental del Uruguay (1º de abril de 1875), organizaron el "Monte-Pío" para servir jubilaciones y pensiones a sus afiliados y familiares.

Esta primera experiencia, de adscripción voluntaria, muestra a las claras la preocupación de este gremio profesional por la cobertura de los riesgos de muerte y de vejez, cuando estos sistemas eran muy poco difundidos todavía.

La imposibilidad de la nueva organización de superar una de las más importantes crisis económicas nacionales, la de 1890, no desalentó a un gremio que continuó en la búsqueda de nuevas soluciones para organizar un régimen de seguro social que es preocupación preponderante durante las primeras décadas del siglo XX.

Estos esfuerzos se concretaron en diversos proyectos por cuya aprobación legislativa se movilizó al gremio. En 1937, el proyecto de creación de la actual Caja Notarial recibió la aprobación de la Cámara de Representantes y, finalmente en 1941, se convirtió en la Ley Nº 10062 de creación de la Caja Notarial de Jubilaciones y Pensiones (hoy Caja Notarial de Seguridad Social), tras múltiples intentos previsionales del notariado uruguayo por lograr ese objetivo.

Los escribanos constituyeron entonces el primer seguro social obligatorio para profesionales universitarios en el Uruguay, sin participación alguna del Estado en su financiación y sin que éste asumiera responsabilidad respecto de los compromisos a cargo del nuevo organismo.

Cuando en 1954 se aprobó un régimen general para los profesionales universitarios, la Caja Notarial ya estaba consolidada y no fue absorbida por el nuevo régimen, manteniéndose hasta el presente como institución autónoma.